Aunque las pruebas periódicas para detectar el COVID-19 son una estrategia eficaz para evitar la propagación del virus, las personas que se inyectan drogas no suelen tener acceso a las pruebas. La falta de acceso se debe al estigma del consumo de drogas en los entornos sanitarios, la discriminación contra esta población, los problemas de acceso a transporte y la falta de seguro medico. Para comprender mejor la eficacia de las estrategias de realización de pruebas en esta población vulnerable, este estudio exploró el impacto de la gestión de contingencias (en forma de una tarjeta de regalo de $10) en la realización de la prueba de COVID-19 en personas que se inyectan drogas.

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